Tal día como hoy de hace siete años entré a trabajar en un Juzgado por primera vez. Hacía menos de veinticuatro horas que había aterrizado en África y sólo tres días que había recibido la noticia de que había una plaza para mí. Estaba entusiasmada, recuerdo que metí en una maleta de cabina varios vestidos y tres pares de zapatos planos que había comprado el fin de semana para mi inminente traslado. Entonces jamás llevaba tacones.
Aterricé en Melilla y le dije al taxista que me llevase a la residencia de estudiantes y deportistas. Yo llevaba el pelo corto cortísimo y de un rubio platino nada amarillento que me fascinaba y arruinaba a partes iguales. Al lado de los habitantes del África española mi piel era de color transparente y todo el mundo me miraba con curiosidad, o eso me parecía a mí.
Recuerdo que nada más llegar me conecté en la sala de ordenadores a escribir unos emails, entonces no teníamos ipads ni iphones, y el primer día no comí, los nervios me habían dejado sin hambre. También recuerdo como si fuera ayer que aquella semana dormí cada día una siesta de tres horas, no sabía si era el clima o la altitud pero estaba con la tensión por los suelos.
La Melilla en la que viví mis primeros cuatro meses no se parece en nada a la Melilla en la que luego me conocisteis y que es la que ahora recuerdo, es algo así como si hubiera sido otro sitio, otra ciudad y otro viaje y me produce mucha nostalgia. Hice otras amigas y un novio distinto del que que luego tendría y ahora conocéis. Todo era nuevo y veía la ciudad con unos ojos diferentes a esos con los que lo miraría todo después.
En mi primer Juzgado tenía vistas al mar, trabajaba de nueve a dos y cobraba una pasta. Y estaba rodeada de gente que, en la misma situación, no paraba de quejarse. Yo era feliz y pese a no tener ni idea del trabajo solventé todas mis dudas con un poco de ayuda y una ley de enjuiciamiento civil que llevaba siempre debajo del brazo de la misma forma que las señoras llevan el monedero en el mercado. "La de la ley", me llamaban.
Los casi tres años que estuve en Melilla di muchas vueltas, pasé por dos juzgados y cuatro pisos y mi vida cambió otras tantas veces, incluyendo que aprobé la oposición y conocí a Mr. Mus. Fueron los tres años más largos que he vivido y hoy cuando he visto la fecha me he emocionado porque irme a Melilla fue sin ninguna duda la mejor cosa que hice nunca, el gran hito que cambió mi existencia para siempre.




Hay momentos en la vida que al verlos en retrospectiva nos muestran que fue en ese preciso instante en que cambiamos nuestro futuro de alguna manera.
ResponderEliminarPD: Leí tu respuesta en el post anterior. Gracias
Jo, que intenso, el rubio, digo ;)
ResponderEliminarSon cosas que marcan sin duda
ResponderEliminarPues...feliz cumpleaños. Buen motivo para celebrar ;)
ResponderEliminarPues muchas felicidades! Sin duda tomaste una buena decisión!
ResponderEliminarY la vida sigue Anita. Besos Sagrario
ResponderEliminarFelicidades!!!
ResponderEliminarSorpresa te da la vida...
Besotes
Coquelicot
Felicidades,Anita! La vida es así de imprevisible y de bella. Petonets.
ResponderEliminarPues felicidades!!! con la última frase me he sentido muy identificada, yo hace 8 años dejé mi ciudad (la tuya actual) y me fui a otra muucho más pequeñita, y tras varios cambios más y no tener ni idea de donde voy a "plantar el huevo", sé que fué lo mejor que hice en mi vida.
ResponderEliminarPd. siempre he querido llevar el pelo así pero nunca me he atrevido :)
jolín, me he emocionado....
ResponderEliminarfelicidades!
Elisabet
Me ha gustado muchísimo leerte hoy. A veces no sabemos qué cosas nos van a cambiar la vida y a marcarnos para siempre. Seguro que no eres la misma que aquella que fue a África hace siete años. Y eso es genial porque significa que la vida no pasa a tu lado, sino que es algo que te pasa a ti de verdad.
ResponderEliminarBesos.
Me has emocionado con la entrada.
ResponderEliminarY me he alegrado de saber, que te conozco ya desde hace algunas temporadas!
Hay años que nos cambian para siempre ;) y a mejor
ResponderEliminarQué emoción, Anita. Me has hecho pensar en los hitos de mi vida
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTe sigo desde el principio y me ha emocionado tu entrada. Algo que siempre me ha gustado de ti es que valoras lo que tienes, me gusta la gente que ha luchado por lo que tiene y que valora la felicidad de lo cotidiano. Felicidades y a seguir disfrutando.
ResponderEliminarEste tipo de decisiones son las que cambian tu vida. Yo el 20 de septiembre hace 8 años que me fui a Almería y también me marcó, para bien y para mal, pero supuso un cambio. Al final creo que estas experiencias enriquecen mucho. Un beso guapísima!
ResponderEliminarNunca se sabe cuando te cambiará la vida...así es. Y nunca sabes dónde te llevará. Hay que aprender, eso es todo, fácil y difícil a la vez. Besos
ResponderEliminarMe ha encantado tu post. Yo este años también hago quince años que entré a trabajar en un juzgado, no he dado tantas vueltas como tú, pero sin ir tan lejos, también lo cambió todo.. desde conocer a mi chico hasta poco a poco forjar mi carácter, porque, ay amiga, que duros son los comienzos, y nunca nunca me he arrepentido de los distintos destinos por los que he ido pasando, en todos he aprendido algo y todos me han permitido llevar la vida que tengo hoy.
ResponderEliminarLo dicho, muy bueno. Hay que arrepentirse de las decisiones que no se toman, todas las demás siempre nos llevan a algún lado
Me ha gustado mucho leerte.
ResponderEliminarMi historia es antagónica a la tuya: salir de Melilla me cambió la vida ;D
Me ha gustado esta entrada y me ha emocionado.
ResponderEliminarTambién hay un lugar y una fecha que hicieron que mi vida sea como es. Me he puesto triste al recordar las palabras de Joaquín Sabina en su canción Peces de ciudad: “Al lugar donde fuiste feliz, no debieras tratar de volver”
Espero que tú puedas volver a Melilla y seguir siendo tan feliz como lo fuiste y lo eres.
Z.A.L.
Me ha gustado mucho el post de hoy,algo diferente a los últimos meses.Creí que te quedaría algo raro el rubio pero me encanta como te queda ese corte y el color :) Un besote Anita.Nadia
ResponderEliminarMadre mía como pasa el tiempo!!! Que rubio y que corto tenías el pelo jejeje
ResponderEliminarSiempre es un placer leerle, todas las noches te leo antes de acostarme (y por tanto me voy con hambre a dormir), pero la entrada de hoy me ha emocionado como a tantas nosotras. A veces ser valiente tiene su recompensa, porque lo fuiste, y "pequeñas" decisiones nos hacen ser como somos, forjandonos poco a poco. Un 20 de mayo también, de hace 25 años, vinieron mis hermanos a este mundo a quitarme el trono de reina de la casa. Con 5 años que tenía y lo recuerdo como si hubiera pasado hace un rato, verlos en el hospital, a mi madre....En fin, que me enrollo. Me encanta leerte.
ResponderEliminarIsa
PD: ya he recuperado el trono XD
Me ha encantado este post retrospectivo. El 20 de mayo del 2015 está ya escrito en el libro de Carmencita porque le acaban de salir los dos primeros dientes. Ya tiene otra cosa en común contigo. Un abrazo
ResponderEliminarEspero que estés mejor de la boca
Es maravilloso que la vida en realidad sean muchas vidas enlazadas y la ultima , la mejor dure mucho
ResponderEliminarMe ha encantado este post
Mas que los de mallas
:)))))(
Y en esta vida estás todavía más guapa
ResponderEliminarPreciosa historia y reflexión. Enhorabuena por la decisión ;)
ResponderEliminarNostalgia y evolución personal. Precioso post
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