viernes, 17 de abril de 2015

Un marcapáginas, un bigote y el feedback en el trabajo

Desde que el Bigotes se convirtió en el Tutordesexto, esta casa está desordenada como si viviesen cinco niños. En parte, porque ninguno para en casa y lo tenemos siempre todo manga por hombro (para que os hagáis una idea, hace casi dos meses que nos mudamos y no hemos sacado el taladro ni para colgar el cabecero de la cama, que sigue apoyado en una pared :S) pero también porque el Tutorísimo no para de traer creaciones de sus pupilos y tenemos tantas que podríamos forrar las paredes del dormitorio y parte del salón.

En navidad, la casa llena de christmas. Cuando vuelven de vacaciones, Mr. Mus. aparece en casa con treinta y cinco escritos decorados sobre lo que ha hecho cada uno (en realidad, sobre lo que han hecho ellas y sobre el juego de la play al que han jugado ellos...). 

Untitled

Cuando toca practicar la poesía, trae veintiocho poemas dedicados a su profe, al que ven "divertido y arreglado como un soldado" (Yo me parto). Otras veces le hacen colgantes para la mochila y tengo que recordarle cada lunes que se lo cambie, porque tiene que llevarlos todos (uno no quiere beneficiar a ninguno de sus hijos frente a los otros, eso está claro). 


Esta semana me he encontrado comprando mango verde, porque la niña colombiana de la clase lo lleva con sal todos los días para almorzar y a su profe le encanta. Y ayer mismo, antes de que hiciese el razonamiento que me ha llevado a escribir este post, me vi a mí misma marcando un libro con este marcapáginas...


Yo no sé si la vida de todos los maestro será igual, lo que sí tengo claro es que ningún otro trabajo te aporta un feedback comparable. Que por muy majo que sea el juez o por muy bien que me lleve con los procuradores mi trabajo nunca me aportará algo semejante. Y aunque no me quejo de la vida que tengo y de alguna forma me gusta lo que hago, con estas cosas veo claro que yo no puedo dedicarme a lo mismo hasta los sesenta y cinco.

8 comentarios:

  1. Anónimo17/4/15

    ¡Pero qué monos son los niños! Yo no he sido tutora, sino profe de inglés y constantemente recibía dibujos y más dibujos. En mi cumple me inundaron de regalos ¡más monos!
    La verdad que ser profesor es una profesión como ninguna otra, si te gusta, no hay nada que pueda hacerte más feliz que ver lo que te quieren todos esos enanos :)
    ¡Qué suerte tu chico, tiene que ser un tutor de los guays!
    Un beso

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  2. ¡Viva los maestros! ������������

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  3. Anónimo17/4/15

    ay!! que bonito. Y es que hay personas que marcan tu vida

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  4. Jajajaja desde luego que nadie como los niños para valorar tu trabajo!!

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  5. ¡Hay dios mío!, que recuerdos. Mi tutor de sexto me gustaba, después tuve varios años un tutor (un fraile llamado José Luis) del que huía, y mi tutor de COU me traía loca.

    Z.A.L.

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  6. Anónimo18/4/15

    El marcapáginas es total (y precioso)! XD :)
    Marta.

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  7. Es que tiene que ser un tio super enrollao, pero yo sigo pensando que hay algo de amor platónico en todo esto...

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  8. Todos tenemos a un profesor que significó alguien en nuestra vida. Precioso

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