Los zapatos del futuro (o al menos del mío muy próximo)

¡Buenos días por la manÑana! ¿Cómo se plantea la semana? Yo empiezo con muchas ganas, bastante recuperada de mi catarro (no del todo pero muuucho mejor) y muy descansada después de todo el fin de semana a la bartola, así que estoy dispuesta a que me cunda. Y con tantas tantas ganas que voy a empezar la semana hablando de tacones, ¡ahí es na'!

Ya lo he dicho más veces, que últimamente no me pongo tacones ni aunque me obliguen, que me he vuelto vaga en ese sentido como la que más y que una vez acostumbrada a las zapatillas o las botas planas me cuesta mucho esmerarme y subirme a los zancos.

Por eso, porque no me los ponía, me llevé todos los zapatos de tacón a Zaragoza y a La Mancha, no tengo apenas zapatos en casa (con lo que yo he sido) y ahora que llega el momento de guardar las botas, no veo con qué voy a ponerme mis tropecientos vestidos y faldas.

Como esta reflexión la hago hoy aquí pero conmigo misma ya la tuve hace unas semanas (cuando empezaron a asomar los días primaverales), me he comprado dos pares de zapatos nuevos y he rescatado de mis almacenes parentales otros tres. 

El requisito, tanto de los nuevos como de los rescatados, es que sean lo más cómodo del mundo mundial. Eso implica que sean agarrados, nada de salones ni bailarinas, y que su tacón sea escaso, entre cinco y ocho centímetros y voy que me mato. Sólo así sé que no me dará pereza ponérmelos cada día para ir a trabajar.

Éstos son los dos pares que me he comprado...

Los azul marino ya me los he puesto unas cuantas veces y oye, como ir descalza, lo que confirma que es justo lo que necesitaba. La suela y tacón de goma nunca falla.

Los rojos son un pelín más altos pero al ser agarrados al pie siguen siendo cómodos y creo que también me los pondré.

Entre mis zapatos antiguos y que ya me conocéis, he recuperado los de Minna Parikka, que tienen un tacón muy ponible y siempre dan la nota cuando me los pongo.

También unos verdes Mizmooz que compré en Nueva York y que me he puesto muchísimo. El tacón no me parece el más bonito, la verdad, pero son muuuy cómodos y como dice mi abuela:"los zapatos, los que le gusten al pie". Éstos a mis pies les gustan mucho. ;)

Por último he rescatado otros con t bar (es mi forma de zapatos favorita) que no son bajísimos pero son negros y creo que me harán el papel en alguna ocasión. Son de h&m de hace muuuuchos años, (también los compré en Nueva York, por cierto) y también me los he puesto hasta la saciedad.

Con estos cinco pares y las zapatillas (que no voy a abandonar, ni mucho menos), puedo ponerme cualquier cosa hasta que llegue la temporada de chanclas, ñeñeñe.

¿Y vosotras, qué, tacón o no tacón? ¿Zapatillas, botas, lo que os echen? ¿Coche y tacones o zapatillas y andando a todas partes? Contadme vuestra vida, anda, que sabéis que me gusta... ;)