Nada

Ya estamos en enero y puedo decir que 2014 ha sido uno de los mejores años de mi vida. No por nada especial, ni siquiera he viajado mucho ni he tenido grandes planes, pero lo he disfrutado y he seguido haciendo lo que quería hacer.

He estudiado, no mucho, pero lo suficiente, así que he aprobado la oposición y en ese sentido puedo relajarme. No tengo pensado progresar mucho más en este ámbito así que, al menos de momento (que me conozco...), me planto.

El hecho de tener una nueva plaza significa dos cosas: la primera, que estoy en un terreno desconocido, con una tarea que aprender, mucha gente por conocer, y por ello con gran capacidad de ilusionarme. La segunda, que puedo dedicarme a estudiar otras cosas...

En ese sentido, en 2014 he retomado con ganas los estudios ingleses y pienso terminarlos en unos años. Incluso me planteo que una vez haya terminado el grado puedo hacer el master y quién sabe si cambiar de profesión a los cuarenta, ¿por qué no? Siempre he sabido que la justicia no es mi verdadera vocación y, además, ¿creéis que soy capaz de estar haciendo lo mismo hasta los sesenta y cinco? Yo lo dudo, jaaaaa.

Siento que no necesito nada más que los planes que tengo, que hacer una cena rica y colgar la foto en instagram, que comprar pan de Panic y tardar cincuenta minutos en desayunar o que aprovechar la tarde de domingo para ir al teatro. Me siento feliz por salir a correr o por autorretarme a hacer una dieta y conseguirlo. En este blog mismamente me siento más cómoda que nunca. Sólo quiero decir que yo a los reyes no les pido nada.

Para ilustrar el post, atentas al paquete que tengo debajo del arbol y que ha dejado mi rey con bigote particular. Casi me muero de la risa al ver que para envolverlo ha utilizado papel marrón y bakers twine y que ha puesto pegatinas y sellos de estampar jajajaja. Está claro que los que duermen en el mismo colchón... :P