Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa

Ayer volvía a casa tristísima y Tula literalmente se descojonaba.

-Si yo no me siento culpable... sólo que no quiero contárselo a Mr. Mus.! Me va a decir que no lo necesito, que siempre igual, que no tengo remedio, que otra veeeez.

- ¡¿Pero qué dices?! Jajaja. Dudo mucho que el Bigotes te diga ni mu, ¡vamos hombre! ¡Pero si sois iguales! ¡Pero si no es nada!

- Noooo, pero es como cuando estás a régimen y te comes un pastel... que si no te ve nadie, no pasa nada. Pero si es delante de gente...

- Jajaja. Chica, no le des más vueltas. Es monísimo. Y si te parece mucho, devuelve el de Zara.

- ¡Pero es que el de Zara también me gusta!... si yo lo único que quiero es no contárselo a Mr. Mus.!

- Jajaja. Anda, llámalo ahora mismo y se lo cuentas, que no te va a decir nada. ¡Pero quita esa cara de pena!

Obviamente, le llamé y no me dijo ni mu, pero creo que fue porque le llamé con tal culpablilidad que no pudo más que redimirme. Y, pensándolo bien, sólo fueron veinte euros de nada (ooootros veinte euros, claro) y es una absoluta preciosidad...