¿Miss Marple, quieres casarte conmigo?

Me he vuelto loca. Ya conocía a Cristina y su forma de contar las cosas. Hilarante, ácida y salada como ella sola, uno se engancha a su blog en la primera lectura. A veces me he preguntado cómo puede ser tan cachonda SIEMPRE. Porque la gente con la que te ríes no abunda. Pero gente con la que te ríes siempreee...?? No me lo explico.

La cosa es que además de su vida privada, sus divagaciones bloggeras y su trabajo en la mina (los hospitales madrileños ahora queman más que el carbón), hace jabones. Y yo llevaba un tiempo queriendo hacer una travesura de las mías y comprarle algo.

Pues bien. Lo hice. Y muy comedida, no pedí más que estas dos cajitas para regalar...

Triunfaron con sus destinatarias...

Pero el pedido llegó al trabajo y allí se armó el belén. Todos quedamos fascinados. Que si pídeme uno de ese mismo, que si lo llego a saber pido yo, que si te pones así pedimos otra vez... Creo que hemos pedido cuatro veces en un mes!!!

Yo tengo mi casa llena de jabones que seguro que ambientan hasta a los vecinos de abajo...

Y no creáis que sólo están ahí quietos, que los uso todos los días, en la ducha

 

y en la cara, que no sé si es bueno o malo (he leído de todo) pero a mí me deja una sensación de limpieza brutal.

Y eso no es todo. Lo peor es que estoy obsesionada con Miss Marple. Miro su facebook, su twitter, su blog, hasta la busco en google. Me ducho con un jabón de espliego, me limpio la cara con un muñeco "de jengibre", hablo de ella en el trabajo, en el gimnasio y hasta en sueños. Acabo de leer un libro que oí por primera vez a ella y hace unos días me suscribí a Intersexciones sólo para leer sus comentarios. (Bueno, vale, no fue por eso pero también). No sé qué les pone, pero estos jabones tienen truco.

Ayer me exfolié con fresa crujiente y fue una experiencia religiosa... Es que es lo que tienen los autorregalos, que una acierta siempre. :)