Todos los días, G. se come tres o cuatro mandarinas en su puesto de trabajo. No recuerdo el momento en el que eso no era así, y tampoco imagino el momento en el que deje de hacerlo. (Tiene suerte de que ahora la fruta de temporada ya no sea de temporada; si no, en agosto, cogería una baja por depresión! :P)
G. es un chinche. Es uno de los pilares de este equipo cachondo que formamos. Que es de los que dan guerra, vaya. Por eso, cuando no viene, se nota mucho y recurrimos a cosas como ésta: hacernos una foto comiendo mandarinas y mandársela por whatsapp. En plan homenaje, ya sabéis...

Eso son compis!. Qué bonito!
ResponderEliminarMira, para un día que no os ve...y se lo recordáis. ¡¡¡Almas caritativas!!!
ResponderEliminarBesos y, una bufanda también ayuda a la vitamina C.
¡Hay un montón de gente a quienes molesta el olor a mandarina!
ResponderEliminarQue a juego con la naranja vas, no?? :)
ResponderEliminarjjjjjjPero qué buen rollo hay en vuestra oficina. Así da gusto trabajar.
ResponderEliminarno hay nada como tener buen royo en la oficina!
ResponderEliminarPerdona la intromisión, pero ya que se está haciendo una habitual de tu blog me gustaría que dieses un saludo a tu amiga E. enviado desde Onda.
ResponderEliminarSaludo entregado! :)
EliminarQué bien lo pasais en la oficina.
ResponderEliminar