Con un conejo teñido en la cabeza

Y ahora que por fin es viernes y había quedado para ir al Microteatro por dinero con sus correspondientes cañas, resulta que estoy hecha polvo, que me ha venido la regla, que estoy muy cansada y que no puedo comer ni beber nada ni pensar en ello. Así que me he quitado la ropa y me he puesto el pijama, tirada pero contenta, pues no hay nada mejor que poder hacer lo que a uno le apetece.

Antes, me he hecho las fotos del outfit, por fuera

y por dentro.

La falda fue un regalo de mamá Bigotes. Suya de hace años y que ya no se pone, es de lana, con un patrón impresionante y una caída sensacional, así que presiento que me la voy a poner mucho.

Y el bolso, de mi madre de hace otros tantos, es -como dice Cristina- de esos bolsos que las jovenes llevan y es muy chulo, vintage y tal pero si eres mayor parece que lo tienes desde la postguerra. Como a mí me encanta, podemos determinar que soy toda una jovencita. Ñeñeñe.