¡Feliz San Isidro!

Hay días de los que esperas un montón y no salen ni de lejos, y otros que no prometen nada pero que resultan ser un éxito. También hay veces que me cuesta despertarme un millón y otros que, como hoy, he conseguido activarme a las nueve, tender la lavadora que el Bigotes ha puesto antes de irse, ducharme y grabar en un pendrive las fichas que tenía que imprimir, todo eso antes de las diez para salir a desayunar en compañía y dedicarme a mis labores, que para mí hoy es día de fiesta. 

Me he puesto el bikini y los labios rojos y cuando iba a salir de casa a a buscar a mis excompañeras de trabajo a las que, gracias a Dior, no había avisado de que iba, he visto que el señorito no me había dejado sus llaves.

Gñgñgñ. 

He dado vueltas, mirado y remirado y, finalmente, he decidido salir a mi turné matinal e ir al teatro donde Mr. Mus. tenía que ir con los chavales hoy, a que me diese las llaves.

Dato a tener en cuenta, que había olvidado contar: todos se habían ido a trabajar y no había nadie en casa.

Me dispongo a salir y ¡oh! Alguien ha cerrado con llave.

Encerrada en casa, buscando una lima para serrar los barrotes y descartando abrir la puerta con la tarjeta de crédito, he llamado a uno, a la otra, a la madre que los parió y me he dispuesto a desayunar en el salón con bikini y labios rojos mientras os lo cuento y pienso en lo que voy a hacer en estos noventa metros cuadrados esta mañana.

EDITO: Un señor con bigote ha bajado de un taxi, le he lanzado la trenza y me ha rescatado!!! Os veo en la playa, yupiiiii! :))))