Siempre hay dos formas de enfocar las cosas

Se suponía que yo debía haber llegado a África ayer viernes a las cinco, pero el viento y mi compañía aerea de confianza decidieron que no,

   

que me fuese al Meliá Barajas 

 

viese las vistas desde mi habitación 

 

y me abandonase durante quince horas a disfrutar conmigo misma del bufet libre del cuatro estrellas y la cama de dos por dos.

   

Tuve la suerte de que volaba con mi amiga Lilith, a la que casualmente conocí la última vez que me cancelaron un vuelo, y que fue la precursora de este viernes de ocio alternativo en nuestra propia ciudad. 

 

Mientras nos debatíamos quién de las dos era la gafe, tomamos cafés y cervezas

 

y hasta fuimos de compras, totalmente justificado por el hecho de que las dos tenemos casa, consorte y cajón para la ropa interior en Melilla y no llevábamos encima ni lo imprescindible!

 

Afortunadamente, esta mañana el viento ha amainado y hemos llegado a nuestro destino, al que estaba claro que tenía que llegar! (Lo confirmaréis en cuanto veáis el rendimiento de los 4,60 euros que he gastado en el mercadillo hoy...) ;)))