Un buen chico

Yo tampoco conocía a Javier Gutiérrez, ni lo hubiera conocido si no hubiera sido porque es amigo de Tula.  "Mi amigo Javichu, el escritor." Eso, y unos pocos detalles más, era todo lo que sabía de él hasta el jueves pasado, día en que salía a la venta su libro editado por Mondadori y día en que intercambié con él cuatro palabras (quien dice palabras dice risas y cervezas) por primera vez. Y acabo de terminarlo. El libro, digo.

Siempre me ha pasado, que me da vergüenza hablar bien de la obra de alguien que conozco. Si es un amigo íntimo no me pasa, claro. Pero si es el amigo de un amigo, alguien a quien me acaban de presentar o un tío con el que ligué en el siglo pasado, entonces suele darme vergüenza decir que el disco que han sacado es de traca o declararme fan fatal. 

Esta vez me dispongo a superarlo, y es que tengo que hablaros de su libro porque me ha parecido una novela increible. No sólo tiene un ritmo narrativo sin igual, sino que es capaz de hablar de presente pasado y futuro sin un punto y seguido. El tío puede cambiar de persona y de tiempo ocho veces en la misma oración y conseguir que no te pierdas.

"Nacho y Chino discuten, siempre llegas tarde Nacho, no te imaginas como llueve Chino y había atasco, Nacho no me cuentes rollos, que me dejes en paz Chino." 

Es una oración escogida casi al azar, pero el libro es así de principio a fin. 

Sin embargo, lo impresionante del asunto no es sólo (él lo escribe sin tilde pero yo a eso me niego) la forma, sino el fondo. Es una historia turbadora y escalofriante, durísima para una hipersensible como yo. ¿Habéis visto Requiem por un sueño? Pues igual. Si cuando vi aquella peli por primera vez no podía dejar de llorar histérica, con este libro he sentido que me mareaba en el avión, en el metro y en mi sofá. Es el Requiem por un sueño de las novelas. Yo soy fan y os la recomiendo, claro.