En realidad me regaló dos pares y yo le invité a un café

Mary Paz es una zapatería que nunca me ha gustado demasiado. Y es que esa bipolaridad tiradilla-pija que invade la mayoría de mis actos, siempre se manifiesta en la versión pija cuando paso por Mary Paz, y todo me parece excesivamente malo, rematadamente cutre y algunas veces bastante choni. Algo irracional, yo qué sé.

Este año, en cambio, las cosas han sido distintas, y ha sido así desde septiembre, mes en que yo comenzaba la operación armario y en el que acababan de abrir un Mary Paz en Melilla. Supongo que  saber que no podía comprar nada fue la causa inicial de desear todo lo que allí había.

Unos días, semanas, más tarde, iba con Tula, parte importante de mi vida social madrileña y tan gastadora como yo, y la acompañé a comprarse unos zapatos en la mismísima tienda. Entonces vi éstos, que me fascinaron y que luego, mi querida amiga, me regalaría para mi cumpleaños.

El regalo no fue así, sin más. Porque Tula, en la inopia, valga la redundancia, me regaló los zapatos y los acompañó de esta frase: "Toma, tu regalo. Son los zapatos de Mary Paz, pero vamos a cambiarlos que me acabo de dar cuenta de que me he confundido de modelo".

Una sonrisa, un vistazo a dentro de la caja y un rato después, estábamos las dos en Mary Paz cambiando mis zapatos por MIS zapatos. La devolución se saldó con los zapatos correctos (maravillosos) en mi poder y un vale de 7 euros por la diferencia de precio de unos y otros.

Cuando fui informada de que aquel vale no caducaba, no esperaba que un día cualquiera, meses después, mientras iba al gimnasio y era arrastrada por esa estrategia comercial de no poner puerta a las tiendas, iba a poder llevarme por 2 euros estos zapatos PREEEECIOSOS. 

Hoy los estreno y me parecen sensacionales... Por cierto. ¿Vosotros también tendéis las sábanas en la puerta del salón? :P